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Campaña electoral 2021; ¡arranca!

Artículo de Roy Campos publicado en El Economista (11 de junio de 2020)

Creo firmemente que las últimas declaraciones del presidente López Obrador no son ninguna improvisación y que estaba planeado desde hace mucho; justo cuando falta un año para la siguiente elección donde se elegirá al nuevo Congreso federal (además de muchos otros puestos) el presidente se lanza a la ofensiva, nadie en México es mejor para hacer campañas que él.

Su declaración de que todo mexicano se debe definir entre “la transformación y la corrupción”, entre “liberal y conservador”, entre “buenos y malos” es una clara campaña electoral de polarización típica de partidos de oposición, pero el presidente ha hecho su vida política desde la oposición combatiendo al poder, que jugó para evitar que llegara y al que venció en 2018, así que ahora no se asumirá nunca como “el poder” sino seguirá siendo la “víctima” que enfrentará a todos juntos, a capitales, medios, partidos y cualquiera que se oponga a su movimiento; lo sabe hacer.

El problema es que no es, ni será candidato, la propuesta de realizar un referéndum revocatorio no pasó justo porque era meterlo en la boleta y permitirle hacer campaña; la oposición leyó bien la intención, pero López Obrador estará en la boleta de todos modos, él se encargará.

A diferencia de otros países, en México se prohíbe, desde 2007, a cualquier presidente, gobernador y todo funcionario público hacer campaña o cualquier declaración que pueda influir en materia electoral; esa ley se hizo después de que Vicente Fox intervino para evitar el triunfo de López Obrador en 2006. No son tan ingenuos para pensar que no lo hacen, todos tratan de intervenir y la autoridad electoral siempre está pendiente de ello para amonestar o castigar si es necesario, se ha llegado al grado de anular elecciones, y aun así lo hacen, pero no en forma abierta como vimos al presidente.

La presentación de un documento sin autoría conocida y sin validez no sería algo normal, al presidente le entregan diario muchos documentos y seguramente si alguien le entrega un documento con la “estrategia de Morena para conservar el poder” no lo presentaría, aunque tuviera verosimilitud, pero sí presenta uno con una mala y a veces obvia estrategia opositora, que repite mucho de lo que se ha dicho en artículos y en redes sociales y que por ello tiene algo de credibilidad. Me consta la falsedad del documento al menos en la parte en que me mencionan, no sé ni porqué ni para qué, así que podría inferir la falsedad de todo él, pero lo verdaderamente importante es la decisión de presentarlo. El presidente sabía que generaría ruido, que se hablaría de él y que se polarizaría la discusión, la decisión era sencilla: “¿Me conviene presentarlo aunque no esté seguro que sea verdad?”, y decidió que sí, ¿por qué?.

Primero, porque anotaba conceptos tan obvios que al presentarlos como estrategia de un bloque opositor se “vacunaba” contra ellos; en toda campaña los opositores tratarán de explotar las debilidades del partido en el gobierno, así que es seguro que se hablará del desempleo, de la inseguridad y de los malos gobiernos locales de Morena; si no lo hacen, son de otro planeta.

Segundo, se presenta como la víctima de un complot que se validaría si los partidos hacen alianzas, lo que es muy probable que hagan porque es la estrategia lógica cuando se intenta vencer a un partido fuerte como es Morena, así lo hicieron PAN y PRD muchas veces desde el siglo pasado y así lo hizo el partido en el poder en 2018 cuando se alió con PT y PES; pero eso no importa, esas son realidades y en campaña se trata de crear percepciones y repito que nadie es tan bueno como el presidente.

El mandatario tiene mucho a su favor, su presencia diaria, su conexión con un segmento importante de la población, sus programas sociales que son identificados claramente con su política social por la que ha pugnado toda su carrera, pero sobre todo tiene una clara ventaja: la falta de credibilidad de los partidos de oposición, la falta de liderazgos nacionales importantes, así que lo que veremos son muchas contiendas locales, porque a nivel nacional López Obrador los vencería de nuevo, y aunque los “hubieran” no existen, me atrevo a pensar que si la elección del 2018 se volviera a realizar, él ganaría de nuevo fácilmente.



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Roy Campos

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