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¿El fin de la revolución?

En 2018, tal vez deberíamos ahora sí declarar la muerte de la revolución tal como la conocemos. Tanto el PRI como el PRD sufren un desplome impresionante, ninguno de los dos gana un solo estado ni en la elección presidencial...


Artículo de Roy Campos publicado en El Economista (02 de julio 2018)


Recuerdo perfectamente los comentarios que se hacían en 2000, después de la derrota del PRI ante Vicente Fox. Se hablaba del “fin del siglo de la revolución”. Sin embargo, a pesar de que el PRI perdía la presidencia, el partido conservó mucha fuerza regional, hasta 19 entidades, lo que le permitió ganar de nuevo la Cámara de Diputados en 2003 y si a eso le agregamos que se empezó a gestar la fuerza del PRD con su candidato López Obrador, la idea del fin de la revolución pasó a mejor vida. Parecía que estaba de vuelta tanto en 2006 como en 2012; alcanzaron 50% e incluso en 2012 llegaban a umbrales por arriba de 70 por ciento. La revolución estaba de vuelta.


Ahora en 2018, tal vez deberíamos ahora sí declarar la muerte de la revolución tal como la conocemos. Tanto el PRI como el PRD sufren un desplome impresionante, ninguno de los dos gana un solo estado ni en la elección presidencial y en las senadurías el PRI aspira a ganar solamente Yucatán (el PRD en alianza con el PAN gana 4 estados, pero por la fuerza del PAN, no del PRD). En los 4 estados que gobierna el PRD es absolutamente barrido con desventajas inmensas, hay una circunscripción completa, la 4, donde el PRI no gana un solo distrito federal a pesar de que gobierna dos de sus estados, etcétera, etcétera. Se puede enumerar una gran cantidad de cifras que muestran su debacle, pero cuando vemos que juntos apenas rondan 20% de los votos creo que el descalabro es mayor y levantarse será una labor de mucho tiempo en caso de que lo logren.


Las encuestas


Pues con claroscuro, las encuestas mandaron la señal correcta. López Obrador estaba arrasando con alrededor de los 50 puntos y los demás candidatos peleaban la segunda posición con ventaja en todas las encuestas de Anaya sobre Meade. El Bronco, con alrededor de 4 puntos. Al final parece que sobreestimaron al PRI como ocurrió en 2000, 2006 y 2012 y subestimaron en este caso a su principal opositor, Morena, que logra no solo superar los 50 puntos sino hacerlo claramente. .La señal fue la correcta. La ventaja de López Obrador superó los 20 puntos y se acercó más a los 30.

Respecto a las encuestas de salida, bien en general, con problemas en Puebla donde fuimos más de cuatro las que determinamos ventaja de Morena y parece que, aunque muy cerrado, terminaría con más votos en las urnas el PAN. Esto es bastante lógico con las encuestas de salida donde casi 15% de votantes oculta su decisión y aunque normalmente lo hace para no decir que su sufragio es contra el gobierno en funciones, esta vez parece que justo era para el PAN que actualmente gobierna.

En Televisa, el medio para el que trabajo durante las jornadas electorales desde 1997, habíamos dejado de dar resultados con encuesta de salida desde 2010. Dado que los conteos rápidos del INE darían resultados temprano, decidimos tomar el riesgo de adelantar ganadores. Pudimos hacerlo en 6 de los 7 estados en donde nos atrevimos a declarar incluso con uno que parecía difícil y que nos ocasionó críticas iniciales, Veracruz. En Puebla no fuimos capaces de identificar correctamente que la contienda era sumamente cerrada. El conteo sí lo hizo y si hubiéramos esperado a este método no hubiéramos declarado ganador. En este caso, la encuesta de salida no fue correcta.

Algunos datos preliminares:

  1. López Obrador gana en 30 de las 32 entidades. Sólo pierde Nuevo León y Guanajuato ante Anaya. Meade no triunfa en ninguno. Este es el resultado más claro para el ganador desde 1994.

  2. El PRI parece que no gana un solo distrito en toda la circunscripción 4 a pesar de que gobierna dos de sus estados y parece que solo alcanzaría 1 en la circunscripción 1 donde gobierna 3 estados.

  3. Morena arrasa en la Ciudad de México, pierde la demaracación Benito Juárez y podría perder, pero aun está competido, en la Miguel Hidalgo.

  4. El número de distritos que ganaría Morena y sus aliados supera los ¡¡220!!, más que segura su mayoría absoluta como coalición.

  5. En senadores, aunque hay voto diferenciado, Morena y aliados sólo dejan de meter senadores en Nuevo León y en Yucatán, en todos los demás meten directamente uno o dos, con lo que es altamente probable su mayoría en las dos Cámaras.

Esperemos también a ver el resultado de los 27 congresos locales, pero es fácil adelantar que tendrán mayoría en muchos de ellos. Lo mismo que los municipios. Estamos viendo un tsunami que pasa sobre todos los partidos en el país, por eso la interrogación en título del texto: ¿estamos viendo el fin de la revolución o simplemente vemos el nacimiento de una nueva?

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