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¡Que el mercado castigue! La música a debate, opinión de Roy Campos

  • Foto del escritor: MITOFSKY Group
    MITOFSKY Group
  • hace 5 días
  • 4 Min. de lectura

Roy Campos opina sobre el debate actual en torno a la posible prohibición de ciertos géneros musicales que presuntamente hacen apología del crimen organizado. Señala que no es un tema sencillo ni blanco o negro, y en lugar de tomar partido, prefiere exponer hechos incontrovertibles que ayuden a entender mejor el problema.

¡Que el mercado castigue! La música a debate, opinión de Roy Campos

Recientemente se ha desatado el debate sobre la posible prohibición o control de algunos géneros musicales que en opinión de quienes lo promueven hacen apología del crimen organizado; no es un debate fácil porque todos tienen algo de razón, así que más que dar una simple opinión con un “acuerdo o desacuerdo” quiero exponer algunas cosas para mí incontrovertibles.

 

1.- A través de la historia el arte, en todas sus manifestaciones, ha servido para representar la realidad que vive una sociedad en periodos importantes de la historia; En México los corridos de la revolución y los de la cristiada, o las novelas como las de Élmer Mendoza donde expone el poder el narcotráfico y sus ligas con el poder político, empresarial y su penetración social, o el Guernica en España, son solo algunos ejemplos, todos obedecieron a la necesidad de exponer lo que la población sufría y todos molestan a los gobiernos en funciones. Es imposible que un gobierno evite que un libro, una pintura o una canción sea creada, y en el caso de la música, no puede evitar que se cante y que se escuche.

 

De esta manera el gobierno no solo no puede, sino no tiene derecho a limitar la creación de arte en ninguna de sus expresiones; pero sí tiene la facultad de decidir si se usan recursos públicos para apoyar a esas expresiones, puede por ejemplo decidir no apoyar la realización de películas, series, exposiciones, en el que se muestre una clara “invitación a participar en el crimen” o “exaltación de líderes criminales” y que usen recursos públicos.

 

2.- Los “narcocorridos” que antes se hacían dentro del género de música norteña no son nuevos, su origen puede remontarse a muchas décadas atrás y seguramente muchos las cantamos, Camelia la texana que mata a Emilio Varela; El carro colorado que venía del sur; la camioneta gris que iba con rumbo a Acapulco, y muchos otros no son de ahora, son de hace tiempo. Hoy hemos pasado de la música norteña a nuevos géneros como los corridos tumbados y alterados (no son los únicos) que en algunos casos tienen letras más que explícitas.

 

Pero como persona que ha vivido las dos etapas, pienso que los narcocorridos de antes no son iguales a los actuales; en los anteriores cada corrido o canción narraba un acto delictivo, dejaba constancia de un líder muerto ya sea por traición o por combate. (Hay investigaciones como la de Luis Astorga en donde se puede seguir la huella del narcotráfico en la historia a través de los corridos que el pueblo canta); pero hoy, las letras de estas canciones más que contar hechos delictivos, son invitaciones a ser delincuente, te cuentan la gran vida que se tiene, lo valiente que son, la forma en que tienen comprado a la autoridad, la gran personalidad de su líder, y ante una sociedad harta de los gobiernos y de la pobreza, estas canciones generan carreras aspiracionales como camino a triunfar en la vida dentro de la delincuencia organizada.

 

3.- A lo largo de la historia en México (aunque todos los países lo han hecho) los gobiernos han tratado de instaurar una narrativa fomentando algunas manifestaciones de arte, así en EUA se motivaron películas y comics durante la guerra fría en los que se presentaba a la Unión Soviética como el demonio a vencer; y en México desde el estado se financiaron proyectos para inculcar una mentalidad, desde películas como “Allá en el rancho grande” (que crea el estereotipo del macho hacendado mexicano y de una música que solo se escuchaba en una región del país) o las de una etapa de Cantinflas que exaltaba a personajes del estado como el profesor, el bombero, el barrendero, el policía, el diplomático o el médico, y solo estoy anotando de lo que la memoria me permite.

 

Así que no nos extrañe que hoy el gobierno intente “cambiar” la “cultura” actual donde la aspiración de muchos jóvenes es ser parte de esas bandas.

 

4.- Mi posición.- No se deben prohibir ni castigar las canciones o los cantantes que decidan interpretar cualquier tipo de música, si un particular quiere organizarse una fiesta puede hacerlo, o un empresario decide arriesgar su dinero organizando un concierto que lo haga, la gente es libre de pagar por escucharlas; pero el estado sí puede cancelar cualquier recurso público para apoyar cualquier manifestación artística que promueva esa cultura, incluyendo los permisos para ferias, los conciertos es espacios públicos y culturales manejados por el estado o dejar de contratar a los cantantes que canten esas canciones para los conciertos populares; también puede decidir que los recursos para los partidos políticos no sean utilizados para ello. Además, puede promover manifestaciones que promuevan valores como el respeto a la ley y la honestidad. Estoy seguro de que con estas decisiones los llamados “narcocorridos” no desaparecerán, pero también que dejarán de crecer por razones de mercado, los artistas buscarán contratos y estos no se lograrán con esas letras.

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